Hemos decidido caminar entre la niebla para ir descubriendo a los habitantes de esta ciudad. Las calles son el gran hall de la vida cotidiana para los habitantes de este pequeño país que cuenta con más de 80 millones de almas. Se comercia, se desayuna, almuerza y cena en ellas, y hasta las barberías podemos encontrarlas a la puerta de cualquier humilde casa. Me cuentan que la vida en Hanoi es cara. El precio de la vivienda es disparatado, en función de metros de fachada, lo que hace de ellas estrechos, profundos y altos edificios donde la planta baja suelen dedicarla al negocio familiar y las plantas sucesivas al hogar. No cuentan con muchas ventanas y la cocina no existe; haciendo que muchos, en su mayoría venidos desde el campo, vivan en régimen de alquiler. Ya voy entendiendo por qué la vida se mueve en el exterior.
Desde muy temprano y hasta altas horas de la noche la ciudad es un continuo ir y venir de gentes. No es raro encontrar a un gran número de personas aparcados en sus motocicletas viendo pasar la vida.
Estupendo!
Sheila